El Guardián



Acechante, criatura eterna, incansable. Su lento andar era un mero espejismo que albergaba su verdadera faceta. Terrible monstruo, expectante, inteligente, audaz. Aguarda el momento oportuno para sorprender a sus presas. La noche es su creadora, las sombras sus aliadas. Oculto a simple vista,  entre los matorrales y árboles. Aquellos que lo ven obtienen una última y fatal visión. Víctimas de lo inadvertido, de la amarga curiosidad. Plena oscuridad... plena.

La brisa mece las alargadas extensiones de los troncos dotándoles de un largo y profundo quejido.  Un canto funesto que advierte de un peligro en lo más profundo de las tinieblas. Justo en el corazón. Pero Él, sabio, entremezcla sus guturales gruñidos junto a la propia canción. Una amenaza que deja entrever una invitación a sus dominios. ¿Qué valiente estaría dispuesto a enfrentarse a su mirada, a su rostro, a su figura? ¿Quién se arriesgaría para adentrarse en terreno desconocido y obtener el mayor de los bienes, no sin antes enfrentarse a su juicio?

La hierba se estremece ante sus pisadas, intentan apartarse en vano. Su andar es confuso, errático por momentos, pero firme a la par que su hambre. ¿Acaso pretende engañarnos con una falsa imagen? ¿Acaso el ser ha elaborado un astuto plan? Anda de un lugar a otro, aparentemente sin un rumbo fijo. Pero los más perspiscaces se percatarán de un claro y tenaz patrón que repite de forma cíclica. Un temible canto perpetuo, la criatura acecha a sus presas y éstas caen sorprendidas por su fuerza.

Los más bravos se adentran en su territorio, atrevidos y confiados en encontrar el secreto que yace en aquel lugar. Creen saber evitar al monstruo, consideran que la calma representa el mal alejado, no sienten el peligro, la verdadera cara del mal que espera cerrar su cerco sobre sus víctimas. Alimentarse de ellas y engrosar así las huestes de la oscuridad. Un ejército que crece, incontrolable, invencible. Él actúa como la pieza de un gran engranaje, un pequeño fragmento de un propósito mucho más grande y oscuro.


Los intrépidos tiemblan. Demasiado tarde para reaccionar. Han caído en su trampa. Incapaces de mover un músculo. Esperanza perdida, miedo, el fin de todo, notan el frío de la muerte rodeándolos. El ardiente dolor producido por los dientes de la criatura se extiende por todo el cuerpo. Lucha inútilmente, zarandea los brazos. La fuerza desaparece. El brillo de los ojos, síntoma de la vida, se desvanece lentamente. Sus dedos notan como su espíritu se desprende del cuerpo. Gorgoteos de sangre. Silencio. El brillo de la luna ilumina el cuerpo. Pronto se levantaría como un igual, pero el ser no estaría allí para darle una bienvenida. No, sigue inastisfecho. Su hambre no cesa y pide más sacrificios.

¡Pobres desafortunados! No le ven venir, no saben a qué se enfrentan. Todo sucede de forma vertiginosa. Primero, una aparente paz, después, un crujido, una pisada, un temible gruñido. Se produce. Rápido y mortal movimiento. Ni siquiera gritan de miedo. Las palabras no alcanzan a ser pronunciadas. Los vivos caen y los muertos se alzan una vez más. Deambulan. Él regresa a su cometido. Su eterna condena.

Aquellos que consiguen vislumbrarle se estremecen ante semejante espectáculo. El haz de luna remarca sus facciones. Su cuerpo pálido, herido, demacrado. Ropas  rajadas, manchadas. Signos de dolorosos arañazos. Heridas abiertas, repugnantes. Sangre fresca y coagulada. Mirada perdida, fría como la propia muerte, intensa. La aparente pasividad se torna en rabia, en objeto de un fuerte deseo: el devorarlo todo. Las sucias manos se esfuerzan en desprender la carne de la presa, de arrancar su armadura protectora, de escarbar más allá de la piel blanda.

Gritos de miedo y dolor. Luchando en vano. Consumidos, de nuevo renacidos. Pero, ¿qué pasa con aquellos que reaccionan, los que encuentran las fuerza necesarias para huir? Él los vislumbra, gira la cabeza, hincha el pecho y exhala un devastador berrido, extendiéndose por los cuatro costados. Ahora sus piernas se mantienen fuertes, activas, infatigables, persiguiendo a su botín. Su dulce recompensa.

Los que logran escapar observan con temor sus espaldas. Perseguidos por el propio averno. Pronto el cansancio se apodera de ellos y ven ante sus ojos una estampida sin igual. Incluso los que se refugian no logran evadir su destino funesto, pues Él siempre encuentra el modo de traspasar toda defensa, toda trampa. Aunque el luchador logre una pequeña victoria, aunque logre derribarlo, tan sólo alarga lo inevitable. Él caerá, pero de su interior renacerá una fuerza invisible, una energía incomprensible, un odio profundo. Extenderá sus manos hasta ver cumplido su cometido


Un griterío, anunciando una batalla perdida. Una carnicería sin igual, un dantesco espectáculo que cesa mucho después del último suspiro. El hambre no cesa, pemanece. La condena continúa. El ciclo vuelve a repetirse. El ser alza el rostro, impasible, con la mirada perdida. Retoma su andar, retoma su maldición.

Le llamaban el guardián. Una criatura eterna, paciente, peligrosa. El guardián ofrecía una invitación que aguardaba a ser respondida. ¿Serás capaz de aceptarla, de enfrentarte al peor de los males, a enfrentarte a una pesadilla?





No pienses demasiado, pues Él, impasible, espera su momento. Su hora de cazar. Su hora de alimentarse.

"Nota del autor: El pasado 18 de marzo participé en un juego de supervivencia zombie de la mano de "Eventos zombies LZD" cuya página de facebook encontraréis pinchando en el enlace o también podéis dirigiros a su página web. En esta ocasión, abandoné mi lado superviviente y dejé que la infección me transformara en un zombie! Estuve como caminante en una de las pruebas, en la que los supervivientes debían encontrar una serie de número detrás de unas señales. Mi papel consistía en dificultar la búsqueda, comportándome cual Némesis.
Esta divertida experiencia me ha inspirado para escribir este pequeño relato y al igual que con Old Future he combinado algunas de las fotos que me hicieron en el evento para complementar la lectura. El fotógrafo de nuevo fue Rubén Gil, cuya página de facebook podéis seguir en este enlace. También podéis visitar su página web para más información

Comentarios

  1. Muy chulo. Ya sabías que esta temática no era mi fuerte, pero lo has compensado con la forma en que lo has redactado. Me ha gustado mucho la forma en que el narrador se mantiene mucho más alejado de la historia que en otras ocasiones, por lo que todo lo has descrito mucho más y no has dejado cabos sueltos.
    Muy buena.

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